MENTALIDAD ESPÍRITU Y CULTURA EMPRENDEDORA
Si alguna o
muchas veces ha rondado en su cabeza la idea de montar un negocio propio, y se
ve en él ganando dinero, alégrese, ya tiene el primer requisito para ser empresario:
soñar. Soñar es la primera de una serie de motivaciones que conducen al
emprendimiento; soñar con la independencia, soñar que se dispone de muchos recursos,
soñar con ser exitoso y construir grandes proyectos que trasciendan al mundo.
Proceso emprendedor Según
la teoría del Triángulo invertido propuesta por Andy Freire*, todo proceso
emprendedor combina tres componentes: Como vemos en esta gráfica,
el punto de apoyo es el emprendedor, que necesita dos
componentes adicionales para llegar al equilibrio: la idea de negocio con
viabilidad de mercado, y el capital. Cuando un emprendimiento no es exitoso,
siempre se debe a la falla de una de estas tres variables, o la combinación
entre ellas: el emprendedor no hizo una buena gestión, no se obtuvo el capital
o el proyecto emprendido era equivocado.
De la firmeza del emprendedor depende, en gran medida, que
el modelo no se derrumbe; el emprendedor ‘exitoso’ siempre logra el capital o
el gran proyecto, por lo que se puede afirmar que la base del emprendimiento es
el individuo o el equipo de personas que conjuga su energía creativa y su
capacidad de gestión.
Por eso el problema trascendental no es el capital ni la
idea, porque emprender va más allá de una mera actitud mercantil o un conjunto
de conceptos. Se trata de un proceso en el que se integran en forma armónica
los tres componentes para alcanzar un resultado exitoso y próspero. [1]
[1]Recuperado de: https://www.unab.edu.co/sites/default/files/archivos/publicacion_noticias/1-Mentalidad-Emprendedora.pdf
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